Reconocerme victima me costo, me llevo años, mi juventud y la mitad de mi adultez.
Reconocerme victima era reconocer mi vulnerabilidad precariedad, e ignorancia, en muchos temas.
Reconocerme victima era reconocer que nunca tuve decisión propia, que otro decidió por mí.
Reconocerme victima era reconocer que todo lo de mí alrededor era ficción, que me la creí, que lo necesitaba creer, que lo sostuve con mi cuerpo y mi vida.
Reconocerme victima era reconocer que no era una “viva tremenda”, que estaba siendo una “tonta tremenda”, que era una “concha tremenda”,
Soy victima, pero no “tu victima”, la llorona, la que alimenta tu morbo, la que sostiene tu violencia, la que calienta tu bragueta, la que te provee datos, la que te sostiene como pensadora, la que hace crecer tu kiosquito.
Reconocerme victima me ayuda a reconocer a mis victimarios/as, no para relamerme en mis heridas, no para quedarme en ese lugar y esperar la muerte, no para sentirme lastima, no para que sientan lastima por mi,
Reconocerme victima es comenzar a huir,
Hacia ese otro no lugar,
Hacia un no lenguaje
Hacia una no identidad
Huir hacia mí, huir para mí,
Huir juntando los pedacitos de mi historia, amasarla, reposarla, tallarla con mis deseos, ganas, furias, broncas, alegrías, y esperanzas,
